2015/04/17

Jorge Errázuriz: “Hay que reafirmar el caiga quien caiga”

El diagnóstico del empresario Jorge Errázuriz es categórico: la presidenta Bachelet perdió confianza en sí misma y debe recuperarla reafirmando la política del caiga quien caiga. Un tema que, por cierto, no es indiferente para el Parlamento, en donde, asegura, hace falta una completa renovación. Sobre los empresarios es lapidario: “No he oído ningún comentario del sector privado que fustigue el robo a los accionistas minoritarios de SQM”, para crear “la red de influencia de Julio Ponce”.
Por Natalia Saavedra M.
Fotos: Alejandro Barruel
Jorge-Errazuriz
"Pensábamos que estas cosas no pasaban en Chile”. Fue el comentario que Jorge Errázuriz escuchó desde sus socios de BTG Pactual, a raíz de los últimos escándalos de corrupción. Una visión que, según el empresario, se extrapola a la imagen que hoy existe del país en el exterior.
Sabe de qué habla. Por su rutina, Errázuriz puede estar un día en Colombia participando de un seminario de la Alianza del Pacífico, otro con sus socios en Brasil, o con inversionistas en Estados Unidos o bien, almorzando con otros banqueros en París, ciudad en la que vivió hace algunos años en una especie de sabático.
Desde que dejó su rol más activo en el banco de inversiones, el fundador de Celfin se ha centrado en analizar la realidad política y social del país. Y con más de 63 mil seguidores en Twitter, no tiene pelos en la lengua para opinar: Caval, Penta y SQM son, a su juicio, episodios que enlodan el nombre de Chile, pero que también representan una oportunidad para que tanto la esfera empresarial como la política, se reivindiquen.
Sus propuestas para solucionar la actual crisis son categóricas: refundar el Parlamento, sacar a los “septuagenarios” de los gremios, una nueva Constitución y una presidenta más empoderada.
“En el ambiente financiero, lo que hemos recibido como comentarios de nuestros socios brasileños, y que creo que refleja la visión que hay afuera, es que dicen ‘pensábamos que esas cosas no pasaban en Chile’”.
También cree que los empresarios locales deben tener mayores vínculos con sus pares latinoamericanos. Ésa es la razón por la cual Errázuriz lidera hoy la refundación del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), una organización que se creó hace 25 años, pero que en 2010 terminó disolviéndose por falta de interés (ver recuadro). Este 17 de abril, la organización “remasterizada” debutará con el seminario “América Latina: Integración Energética”, con Jorge Errázuriz como anfitrión.
-¿De los casos Penta, SQM, Caval o Bilbao, cuál es el que está causando más daño, a su juicio?
-En el caso SQM hay un inversionista importantísimo minoritario, PCS, al que en buen chileno lo han hecho leso, tal como los carteristas. Es grave que se haya utilizado plata de minoritarios, plata que no era de Ponce, para armar su red de influencia. Eso es un robo. Y no he oído ningún comentario del sector privado en que se acuse el robo a los accionistas minoritarios de SQM. Han hablado del tema de las boletas, de los políticos, pero no he visto ningún ente privado, ni gremio, ni a la Bolsa que defienda a los accionistas a los que se les robó su plata. El otro caso muy importante es el caso Bilbao. Si es efectivo que hubo utilización de información privilegiada, si eso se prueba, es gravísimo en Estados Unidos para una empresa que transaba sus acciones allá.
-El caso de Bilbao ha hecho menos ruido que SQM y Penta a nivel local, ¿por qué cree que ha sido así?
-En el mercado financiero, la utilización de información privilegiada para ganar diez millones de dólares comprando barato y vendiendo caro, es gravísima. Siempre me acuerdo del caso de Martha Stewart, que por ganar 250 mil dólares estuvo no sé cuántos meses en la cárcel. Aquí estamos hablando de diez millones de dólares.
-¿Qué consecuencias tienen estos casos para Chile?
-Causan mucho daño, elevan el riesgo país y con ello el costo del financiamiento de todos los proyectos en Chile. Si Chile es un país poco serio, va ser un país más caro. Nos afecta a todos.

Negocios y política

-El tema Penta dejó en evidencia un sistema bien perverso de financiamiento a la política. ¿Cree que es algo generalizado?
-El problema del financiamiento político era algo tácitamente conocido y sobre el que todos se hacían los lesos.
-¿En qué sentido?
-Es muy complicado hoy el asunto del financiamiento de la política. Hay que ser claro en decir que hoy existe un financiamiento legal, que las empresas podían hacer aportes reservados y que esa fórmula no es aceptable. Después existe un sistema –Andrés Navarro lo dijo abiertamente– donde te decían “firma esto como un trabajo de imprenta”, pero que en realidad era para carteles electorales. Y ese sistema de financiamiento es uno que han usado la mayoría de los políticos con las empresas. Todos lo sabían. Me recuerda mucho a la nulidad matrimonial, donde uno abiertamente le mentía a un juez y, sin embargo, era aceptado y funcionaba. Entonces, este tema es parecido, es un sistema socialmente conocido y aceptado y que abre la puerta a recursos sin límites.
-O sea, ¿todos lo hacían?
-No, pero era tácitamente aceptado, porque era incentivado por los políticos. De hecho, nunca he sabido de empresarios que vayan donde los políticos y le digan “yo te voy a aportar”. Todas las contribuciones a los políticos han sido de llamadas, visitas, presión a los empresarios y el político era el que daba la solución, el que decía “no te preocupes, yo te voy a conseguir una factura de imprenta”.
-¿Sucedió eso en Celfin?
-No, Celfin nunca hizo aportes, a pesar de que era de nosotros. Hacíamos contribuciones a modo personal. Y los aportes que yo he hecho han salido siempre de mi chequera, sin boleta y sin nada a cambio.
-¿Ése es el sistema más adecuado?
-Creo que sí. Claro que podrían ser discutibles algunos temas técnicos. Algunos podrían hablar de los límites, si es o no después de impuestos. Van a surgir una serie de proposiciones y no existe una fórmula perfecta, pero hay sí o sí un tema de principios: las empresas no deben aportar a la política. Si dices eso hoy en Chile, todo el mundo está de acuerdo.
-¿Cuál sería la diferencia de que lo haga una empresa o Luksic o Angelini?
-No pongamos apellidos. Creo que todos los ciudadanos deberían financiar la política y para eso, los políticos deben hacer proposiciones atractivas que logren que la gente los apoye y les aporte diez mil o diez millones de pesos.
-¿Y cómo se evita el tráfico de influencias?
-Todo esto tiene que ser transparente, no puede haber aportes reservados. A lo más podría existir un mínimo reservado, pero todo debe transparentarse. Que las empresas no contribuyan, pero sí que el Estado lo haga. Es verdad que son platas de todos los chilenos y es cierto que hay algunos que dicen por qué el Estado va a aportar, por ejemplo, al Partido Comunista. Pero, bueno, a mí me parece que la respuesta es clara: porque debería haber financiamiento base a los partidos y porque debe ser una función del Estado que la política funcione.
-¿Le molestaría figurar en un listado que le dio plata a tal o cual político?
-No. Me han dicho de todo porque le di dos millones de pesos a Giorgio Jackson y me critican por eso, de cómo lo hice teniendo ideas distintas a las mías. Lo hice porque encuentro que se necesita promover la renovación de la política en todos los sectores. Y me parece que él es honesto y tendrá ideas diferentes y tratará de convencer a quien le corresponda, pero es honesto.
-¿Y cómo se controla que después los que aportan no vayan a pedir favores?
-Para eso debe estar la ley de lobby. También hay un problema de falta de confianza. No es cosa de leyes, sino de desarrollar un sistema donde tengamos confianza los unos con los otros, con integridad y transparencia. Seguimos con el miedo de que puede generarse un caos con el caiga quien caiga. Ahí estamos mal. La educación cívica se ha perdido.
“El problema del financiamiento político era algo tácitamente conocido y sobre el que todos se hacen los lesos”.

Los Carlos

-¿En qué cree que se equivocaron los dueños de Penta?
-Lo más grave es el tema de los forwards, pero los Penta no le han robado a nadie, son gente que ha creado empresas, ha dado empleo. Cuál fue el error, no sé el cuento interno, pero creo que fue un grupo de emprendedores chicos que crecieron mucho y siguieron manejándose prácticamente como si fueran una empresita. Sobre el tema de la remuneración de los ejecutivos, casi todos lo hacían y Celfin también en el pasado, hasta que Impuestos Internos revisó a Endesa, que fue un caso público, y generó una normativa de impuestos que hizo que todos cambiáramos.
-En la práctica no todos…
-Bueno, esa normativa hizo que la mayoría cambiara. Pero te aseguro que las empresas, con algunas excepciones, no siguieron haciendo eso. La excepción es Penta, donde da la impresión que sus controladores simplemente siguieron bajo el esquema en que era normal pasarse la luz roja.
-Pero más allá del financiamiento de la política, en el caso de Penta, se encontraron forwards ficticios…
-Sí, ése es un tema grave porque hay una simulación de contrato.
-¿Hay responsabilidad de los controladores?
-Esto es como el caso de los capitanes de los barcos. Si el capitán estaba durmiendo cuando el barco choca con un iceberg y dice que no tiene la culpa, está equivocado. Si le preguntamos a un naval, la responsabilidad siempre es del capitán. Lo mismo ocurre acá.
“Lo que necesitamos es una Bachelet con confianza en sí misma y la puede recuperar. Una de esas maneras es reafirmar el caiga quien caiga y liderar un plan de reconstitución de las bases de la institucionalidad. Ojalá que aproveche eso el 21 de mayo”.
-¿Y es propio que los capitanes de Penta estén privados de libertad?
-Creo que no. Ahora, el fallo del juez fue muy bien fundamentado legalmente, pero creo que los Penta fueron, en parte, chivos expiatorios para demostrar que los que se suponen son poderosos también van a la cárcel. Sin embargo, está claro que ellos no son un peligro para la sociedad en sus domicilios vigilados y con las medidas que corresponda.
Pero lo que iba a pasar estaba claro desde un principio. Cuando vi el alegato por televisión dije: “Van presos”. De hecho lo pensé no tanto por los argumentos, sino por la notoriedad del caso, por la señal de que éstos no se salvan.

“La presidenta es honesta”

-El caso Caval ¿profundiza la crisis reputacional?
-Te respondo a partir de la importancia que le dan los miembros del propio partido de la presidenta: ninguno de ellos ha dicho que esto no es importante. Desde el Gobierno trataron de bajarle el perfil, pero no se dieron cuenta de que este episodio era un golpe a la línea de flotación del argumento de la presidenta de que en Chile la desigualdad no es aceptable.
-¿Le pareció adecuada la reacción de la presidenta?
-Creo que Michelle Bachelet es honesta, que ella no anda buscando enriquecerse. Creo en su integridad. Pero habiendo dicho eso, sus nietos iban a pasar a ser parte del 1% más rico de Chile. Ella no, pero esto le pegó medio a medio. Se le quitó parte de sus creencias, de sus argumentos. La presidenta perdió confianza en sí misma y pucha que es complicado el problema. Tiene que recuperarla.
-¿Cómo?
-Para recuperar la confianza debería reconocer y condenar públicamente el caso. Ella no ha condenado a su hijo públicamente, argumentando que nadie puede controlar lo que hacen sus hijos. Regla número uno: reconocer humildemente la falta, que se equivocó, que se debería haber devuelto de sus vacaciones y no haber dejado el caso en manos de Peñailillo y Gómez. El tema de reconocerlo por la prensa, además, es pésimo, aunque hubiera sido verdad. A lo mejor no sabía y nunca habló con el hijo, pero no se puede decir eso porque nadie te lo va a creer.
-¿Le ha faltado liderazgo?
-No vengamos tampoco con eso de que se vaya el presidente de la República. Ahí sí que estamos mal. Lo que necesitamos es una Bachelet con confianza en sí misma y la puede recuperar. Una de esas maneras es reafirmar el caiga quien caiga y liderar un plan de reconstitución de las bases de la institucionalidad. Ojalá que aproveche eso el 21 de mayo.

Nuevo Parlamento y nueva Constitución

-¿Es necesaria una nueva Constitución para relegitimar a las instituciones?
-El tema constitucional es un tema para recuperar confianza. Es clave y hay que buscar una manera de legitimizar, generando una Constitución moderna para los próximos cincuenta años. Los que están tratando de frenar eso son unos obtusos que no entienden nada de para dónde va la cosa. El país está pidiendo una base, la Constitución política es la base. Algunos han optado por irla parchando, pero su origen fue la dictadura y eso lo tenemos claro todos. Estamos más maduros, más tranquilos y la gente quiere una constitución aprobada por los ciudadanos. El tema es cómo llevarlo a cabo.
-¿Por las buenas o por las malas?
-Por las malas olvídate, tiene que ser por medio de acuerdos. Las constituciones que son generadas por una mayoría circunstancial son candidatas a durar cinco años. Personalmente tengo la convicción, de que debería generarla el Parlamento, pero no este Parlamento.
-¿Tiene que cambiarse el Parlamento, entonces?
-Claro, la gente no le cree. Sobre todo cuando uno ve al diputado León en la comisión Cascadas defendiendo la posición de Ponce sin que se supiera por qué… Eso hasta que, a raíz del caso, se descubre que su hijo recibió 150 millones de pesos. Uno dice: “Saquemos a ese diputado”. Pero resulta que de ahí viene la pregunta de a quiénes más. Cuántos son los que están en esto. Debería haber una limpieza política y un recambio. Una apertura de nuevos partidos y una renovación.
-¿Cómo se logra esa renovación?
-Nos han metido en la cabeza la idea de que la política es una profesión. Estoy en total desacuerdo. Puede haber profesionales de la política, gente experta en hacer leyes, pero cualquiera puede representar a los ciudadanos. Los políticos profesionales no deberían existir, porque si existen quiere decir que el grupo que está en el Parlamento lo vamos a tener para siempre, ésos son los profesionales de la política y ellos así se consideran. Profesionales de qué, de representarme a mí. No quiero que me siga representando el mismo señor que ha estado 16 años en la Cámara de Diputados y que ha estado 20 años en el Senado. Podemos elegir a quien se nos dé la gana. Tenemos que abrir las puertas.
La proposición de Evópoli en ese sentido, de poner un límite a las reelecciones, me parece muy sensata. Ni de alcaldes. Es una idea que hay que erradicar y así va a surgir gente joven.
-¿Y el empresariado también tiene que renovarse?
-Partamos porque las cúpulas empresariales son todas casi septuagenarias. Hablábamos de los políticos profesionales, pero tampoco puede haber dirigentes gremiales profesionales. No puede ser que casi todos los dirigentes empresariales sean ex ejecutivos, tienen que volver los empresarios, los controladores de las empresas a dar la cara. No hablo de los grandes grupos, sino de los miles de empresarios del país. Debe haber una renovación. El caso de Andrés Navarro, que fue un emprendedor que partió de cero y que en treinta años logra hacer una empresa multinacional, es un ejemplo. Ese empresario está en buen estado de salud, además tiene el tiempo y dice: “Sabes qué, me voy a poner al servicio”. Ojalá hubiera muchos más Andrés Navarro. No es una crítica a Hermann von Mühlenbrock, pero sí un llamado a que haya más Andrés Navarro. •••
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El plan para revivir el CEAL

Hace 25 años, cuando aún no existía el concepto de empresas multilatinas en la región y la relación entre los hombres de negocio no era tan fluida como hoy, empresarios de Brasil y Argentina crearon el Consejo Empresarial de América Latina. Chile se unió a la instancia, pero veinte años después, sus miembros consideraron que ya no era necesaria y terminó por disolverse.
Pero Jorge Errázuriz, un convencido de que deben existir redes más allá de los negocios entre los empresarios latinoamericanos, está decidido al rearme. “Hoy hay muchos temas comunes como la homologación tributaria, la integración energética o los temas ambientales. Y además, cada día son más los empresarios interesados en el aparato público. Esto no es para que un productor de zapatos haga relación con otro productor de zapatos; esta instancia busca impulsar ciertos temas de políticas públicas sin una posición ideológica ni partidaria, donde haya gente de distintas edades, industrias e ideas”, explica.
Actualmente, Errázuriz figura como presidente del capítulo chileno, pero más que liderar la iniciativa, su interés pasa por la refundación. “Es divertido porque soy presidente, pero estoy solo todavía y recién hay algunos ex miembros sumándose. Entonces, la decisión tiene que surgir de los que vengan. Lo que quiero proponer son cosas como que integremos a la Asociación de Emprendedores (Asech) y a mujeres emprendedoras también. Este último tema es súper importante. No me refiero a mujeres de una profesión determinada, sino de emprendedoras. Y, lo otro, empresarios con especial énfasis en ciertas áreas geográficas y que le sumen un mirada latina e iberoamericana a esta red”, dice.

“Este Gobierno va bien encaminado en el tema energético”

El tema con el que debutará CEAL en Santiago será la energía. Un asunto que a Jorge Errázuriz le preocupa. “No hay que ser economista para darse cuenta, hasta una dueña de casa lo sabe. Sin energía, se limita el crecimiento. Si tomamos el parque energético que tenemos, en un período corto hay que duplicarlo.
-¿Cómo evalúa la gestión del Gobierno en esta materia?
-Lo que ha ocurrido desde que llegó Máximo Pacheco al Ministerio de Energía con una política de impulsar proyectos y diversificarse de las grandes empresas, es que han surgido una serie de iniciativas de distinto tipo. Las minihidro y también está el potencial del norte y de la energía solar. Desde ese punto de vista, Chile tiene una capacidad energética increíble. Antes todo dependía de HidroAysén y la verdad es que probablemente en el futuro se van a hacer proyectos de esa envergadura, pero lo bueno es que se generarán con la nueva política energética que es la multiplicidad. El balance lo vamos ver al final de estos cuatro años, pero creo que Pacheco va camino a sacarse muy buena nota. Además, se ha ido manejando al margen de los problemas políticos y está bien enfocado.
-¿Cómo concretar los proyectos con las trabas de la regulación y las comunidades?
-Estamos viviendo un cambio no sólo en Chile. Por ejemplo, el tema de las comunidades es una nueva variable, pero lógicamente que hay que buscar soluciones, hacerlas participar. En Nueva Zelanda los pueblos originarios son parte del proyecto, no es que les pidan permiso, sino que les dan participación accionaria por el hecho de estar en sus tierras. Nunca oí que HidroAysén les ofreciera ser socio a las comunidades. El Gobierno debe tener un rol facilitador, de buscar soluciones, no de ponerse de un lado u otro.
-¿Es posible la integración energética en el ambiente actual?
-Sí, pero el problema que tenemos es la mala relación con los vecinos. Mala relación con Bolivia, mala relación con Perú y Argentina que tiene sus problemas internos. Pero se puede pensar en una integración, basado siempre en una solución a las tensiones políticas.
-¿Chile debe resolverse por sí mismo?
-Hay que volver a la política de Lagos, de tener, a la par, autosuficiencia. Para negociar con alguien hay que ser fuertes, porque desde una posición débil, como diciendo “por favor, denme gas de Camisea”, no sirve. Y hay oportunidades por medio de instancias positivas que se desarrollaron en el gobierno pasado, como la Alianza del Pacífico, porque no es lo mismo decir que se junten sólo Perú y Chile, cuando son parte de un grupo donde están también Colombia y México.

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